martes, 6 de mayo de 2008

TECTONICA DE SIERRA ESPUÑA

UNIDADES TECTONICAS y ESTRUCTURA DEL SECTOR MERIDIONAL DE
SIERRA ESPUÑA (CORDILLERA BETICA, MURCIA)

C. Sanz de Galdeano *, M. Martín-Martín *, **, y A. Estévez **

RESUMEN
En la parte sur de Sierra Espuña existen cinco unidades tectónicas, la superior del
complejo Maláguide, debajo tres de carácter intermedio y en posición inferior una unidad
alpujárride. Varias escamas tectónicas descritas en anteriores trabajos dentro de la unidad
maláguide no existen sino que corresponden alternancias puramente estratigráficas. El
desplazamiento tectónico de las unidades, de acuerdo con las vergencias de las estructuras
menores se produjo hacia el SSE y hacia el E, según las coordenadas actuales. Los grandes
pliegues y las fallas presentan vergencias hacia el S, SE YE, formando un arco convexo
hacia el S, debido al arrastre producido por la falla de desgarre sinistrorsa y normal del
borde SE de Sierra Espuña. Esta sierra ha sufrido un notable levantamiento, de 825 m al
menos en algunos puntos, desde el Mioceno superior a la actualidad. La existencia de las
unidades intermedias entre el complejo Maláguide y el Alpujárride, indica que el tránsito
paleogeográfico entre ambos complejos no fue brusco sino progresivo.
Palabras clave: Maláguide, Alpujárride, Zona Interna Bética, Cordillera Bética.

Introducción
Sierra Espuña se sitúa al SE de Murcia, en la
parte oriental de la Zona Interna Bética (fig. lA).
En su mayor parte corresponde al complejo Maláguide,
pero en su borde meridional y parte del
oriental hay una imbricación de unidades, las cuales
presentan un carácter metamórfico, estratigráfico y
tectónico «intermedio» entre el Maláguide y el
Alpujárride. Tan sólo en su extremo meridional,
aparece una unidad alpujárride (fig. lB).

Antecedentes
Sierra Espuña fue estudiada por Fallot (1929,
1948) quien señaló el cabalgamiento del Maláguide
sobre el Alpujárride e indicó que Sierra Espuña está
formada por una pila de unidades principalmente
triásicas con la excepción de la superior que presenta
Jurásico y Terciario. Este autor discute el sentido
de cabalgamientos sin tomar partido por ninguna
hipótesis. Años más tarde Paquet (1962, 1969) distingue
las siguientes unidades en el borde sur de
Sierra Espuña, de abajo arriba: Molinos, Yéchar,
Santa, Morrón Largo (unidades inferiores con Triásico),
Morrón de Totana, Prat Mayor y Perona (unidades
superiores con Mesozoico e incluso Terciario).
Para este autor el sentido de apilamiento de
unidades sería aparentemente del NO hacia el SE y
tendría lugar durante el «Auversiense» (Eoceno
Medio parte alta).
Posteriormente, Kampschuur et al. (1974 a, b y
c) y Egeler et al. (1974) hicieron los mapas geológicos
a escala 1:50.000 del IGME, correspondientes
a las hojas de Coy, Alcantarilla, Larca y Totana.
Estos autores siguieron, en lo esencial, las ideas y
unidades propuestas por Paquet, aunque la unidad
alpujárride de Molinos la dividen en Molinos y Los
Guillermos.
Miikel y Rondeel (1979) estudian la estratigrafía
y el metamorfismo del sur de Sierra Espuña.
Indican que el Alpujárride presenta un mayor
grado de metamorfismo que el Maláguide, lo que
ocurre de forma progresiva entre las unidades
(una conclusión similar obtienen Nieto et al.,
1994), pero no ven transiciones entre las series
litológicas por lo que no aceptan que haya unidades
de carácter intermedio. Miikel (1981 y 1985)
estudia la estructura del sur de Sierra Espuña y,
además de reafirmar las anteriores conclusiones,
describe dos fases de plegamiento y cabalgamiento,
la primera acompañada de metamorfismo y
después se produjo el cabalgamiento de unidades,
cuya dirección de emplazamiento no puede determinar
con seguridad, aunque la asimetría de las
estructuras y sus vergencias indican que posiblemente
fue hacia el sur.
Más adelante, Lonergan (1991 y 1993) YLonergan
et al. (1994) realizaron un estudio estructural
sobre la base de la cartografía, estratigrafía y unidades
diferenciadas por Paquet (1969). Según estos
autores el sentido de apilamiento sería hacia el NNNO
y la edad de la deformación compresiva debería
situarse durante el Eoceno Superior.
Allerton et al. (1992 y 1993) estudian, a partir de
datos paleomagnéticos, las rotaciones de varias unidades
de la parte oriental de la Cordillera Bética,
entre ellas Sierra Espuña, y deducen que ésta habría
rotado unos 2000 desde el Triásico hasta el Mioceno
Superior. La rotación sería progresiva a lo largo del
Oligoceno-Mioceno.
Los últimos trabajos en Sierra Espuña se deben
a Martín-Martín (1996), Martín-Martín et al.
C. SANZ DE GALDEANO, M. MARTIN-MARTIN, A. ESTÉVEZ
(1997a, 1997b) Y Martín-Martín y Martín-Algarra
(1997). Estos autores estudian los terciarios maláguides
del norte de Sierra Espuña, describen una
estratigrafía más detallada, dan nuevas dataciones
y proponen que las unidades superiores deben ser
reducidas a dos, por entender que la unidad de Prat
Mayor de Paquet (1969) es, en realidad, un pliegue
sin que haya ruptura que justifique la necesidad de
una unidad. Sin realizar un estudio de detalle sobre
el Triásico estos autores también proponen que la
Unidad de Morrón Largo de Paquet (1969) debería
ser considerada la base de la Unidad de Morrón de
Totana, no existiendo un contacto tectónico mayor
entre ambas. Para estos autores la deformación
compresiva es de edad Oligoceno Superior-Mioceno
Inferior, proponiendo un sentido de apilamiento
hacia el NO, de acuerdo con los cambios de facies
terciarias que se reconocen en las dos unidades
superiores.

Objetivos
El propósito del presente artículo pretende cubrir
los siguientes aspectos: a) Diferenciar de forma
más precisa las unidades tectónicas existentes en la
parte meridional de Sierra Espuña. b) Describir su
estructura. e) Mostrar el sentido de transporte tectónico
de las unidades, según indican las estructuras
menores. d) Señalar el significado paleogeográfico
de las unidades intermedias entre los complejos
Alpujárride y Maláguide.

Principales rasgos litológicos de las unidades de
la parte meridional de Sierra Espuña

De acuerdo con la cartografía que hemos realizado,
distinguimos las siguientes unidades, citadas
desde la más alta a la más baja tectónicamente:
Morrón de Totana, La Santa, Yéchar, Jaboneros
(antes no conocida) y Molinos.
Unidad de Morrón de Totana
Es una unidad maláguide y presenta de muro a
techo: Grauvacas verdosas y areniscas, paleozoicas,
tan sólo localmente representadas. Encima se
desarrolla la secuencia triásica formada por:
a) Lutitas rojas con intercalaciones de conglomerados
poligénicos de tamaño métrico, con cantos
redondeados (abundan los cantos de cuarzo y lidita).
Este término hacia la parte alta intercala niveles
métricos de areniscas de color dorado, a veces
moteadas, con estructuras de corriente

UNIDADES TECTON1CAS y ESTRUCTURA DE SIERRA ESPUÑA
b) Nivel dolomítico masivo o
estratificado sin estructuras apreciables. salvo la
presencia de huecos de anhidrita y laminaciones
no traclivas del Ladiniense~ülrniense. e) Lutilas
anaranjadas con intercalaciones de conglomera·
dos de cantos calcáreos. niveles de margas, mar·
gocalizas. calizas y dolomías con nódulos y bandas
de sílex y areniscas con estructuras de
corriente. Su edad es Carniense-Noriense?
d) Arcillas grises con abundantes niveles de yeso
que hacia la base y techo pasan a calizas o dolomías
eSlratificadas del Noriense?-Retiense. Este
último tramo da paso hacia arriba a la serie Jurásico-
terciaria (e).
En la zona estudiada. los ténninos a, d y e constituyen
bandas cartográficas que se pueden reconocer
a lo largo de la falda sur de Sierra Espuña. Sin
embargo. los ténninos inlenl1edios (b y c) presentan
una arquitectura estratigráfica más complicada, produciéndose
cambios de facies entre ellos. De este
modo en el sector central son las dolomías masivas
las predominantes, con lan sólo delgadas intercala·
ciones areniscosas. mientras que hacia el E. el N y
el O ocurre lo contrario. siendo las areniscas anaranjadas
las dominantes con intercalaciones, a veces
lenticulares, de carbonatos.

Unidad de LlI Sama
Presenta gnUldes similitudes con la unidad suprayacente
y se pueden reconocer dos ténninos que de abajo
arriba son: a) Lutitas rojas con intercalaciones de areniscas
con estructuras tractivas. Su color es algo más
intenso, su edad es Anisiensc-Ladiniensc y presenta un
muy ligero metamorfismo. b) Dolomías oscuras masivas
o estratificadas del La.diniense-Camiense. Localmente
presentan intercalaciones de lutitas.
U"idad de Yéc!laf'
Esta unidad tiene mayores diferencias con las
suprayacentes en cuanto a aspecto y gmdo metamórrico.
De abajo arriba se diferencian dos témlinos:
a) Lmims esquistosas de color rojo pardo con tintes
violáceos, atribuid¿IS al Anisiense. Este ténnino ocasionalmente
puede presentar yesos. b) Dolomías
negras masivas. atribuidas al Anisiense-Ladiniense.

Unidad de Jaboneros
En esta unidad el grado metamórfico, aún siendo
bajo, es más elevado y las lutitas ya no son tales, sino
que han pasado a ser filitas. Se diferencian dos términos:
a) Filitas y esquistos de grano fino con niveles
de cuarzo y cuarcitas. Su color es violáceo a púrpura
y su edad se atribuye al Anisiense. b) Dolomías
negras masivas atribuidas al Anisiense-Ladiniense?

Unidad de Molinos
En la zona es la unidad más baja y constituye la
única unidad claramente alpujárride representada.
Se reconocen dos términos de abajo arriba: a) Filitas
y cuarcitas. Toman un color grisáceo-violáceo y
su edad es atribuible al Anisiense. h) Dolomías
masivas negras atribuidas al Anisiense-Ladiniense?
El grado metamórfico de esta unidad es algo más
elevado que el de la unidad de Jaboneros. La distinción
que Kampschuur et al. (l972c) hicieron de
unidades de Guillermos y Molinos no la tenemos
en cuenta, dado que Guillermos corresponde fundamentalmente
a las dolomías y Molinos a las filitas
y cuarcitas.
Las unidades de La Santa, Yéchar y Jaboneros
las consideramos intermedias entre el Alpujárride
y el Maláguide, tal como hizo Paquet (1969) con
las dos primeras, por las siguientes razones:
1.o Están tectónicamente situadas entre el complejo
Maláguide y el Alpujárride. 2. 0 Su metamorfismo
es mayor obviamente que la unidad maláguide
que las cabalga (que no es nada metamórfica) y
menor que la unidad alpujárride situada en posición
inferior; esto mismo ocurre entre ellas.
3. o Sus secuencias triásicas, descontado el metamorfismo,
muestran una progresiva transición
paleogeográfica entre las unidades empiladas: de
distal, en las unidades más inferiores, a proximal,
en las unidades más superiores.

Estructura del borde sur de Sierra Espuña
Conviene en primer lugar señalar que en la literatura
previa, antes indicada, se describen una serie de
unidades, a modo de escamas tectónicas, que se
desarrollarían en la unidad maláguide de Morrón de
Totana (Makel y Rondel, 1979 y Makel, 1981 tan
sólo distinguen allí un cabalgamiento, necesario
para separar sus unidades de Morrón y Atalaya). Se
trata, según dichos autores, de escamas que repiten
la secuencia triásica maláguide (formada por materiales
detríticos rojos, coronados por carbonatos) a
las que Lonergan (1991, 1993) les atribuye un senti-
do de desplazamiento hacia el norte. Sin embargo,
estas escamas no existen. Ocurre, como se ha señalado
en el apartado de estratigrafía, que hacia el S y
en la parte central del área cartografiada, los carbonatos
triásicos de la unidad de Morrón de Totana
forman un paquete casi continuo, con escasas, o
nulas en algunos puntos, intercalaciones detríticas,
mientras que hacia el N, E Y O se subdividen en
multitud de niveles entre los que se intercalan arcillas,
arenas y conglomerados, acompañados en no
pocos casos por formaciones de brechas, slumps y
procesos de erosión interna y resedimentación. Esta
repetición de niveles, claramente observable sobre
el terreno y en cartografía, es una cuestión sedimentaria
y no tectónica (figs. lB y 2) y los contactos
son netamente estratigráficos. Descartamos, por
tanto, la existencia de dichas escamas tectónicas.
Es, sin embargo, muy clara la superposición tectónica
del resto de unidades del borde sur de Sierra
Espuña (figs. lB y 2). El cabalgamiento de la unidad
de Morrón de Totana sobre la unidad de La
Santa es fácilmente controlable dado que en numerosos
puntos de la base de la unidad de Morrón quedan
restos de las grauvacas del Paleozoico superior,
claramente distinguibles de los carbonatos o de los
sedimentos detríticos de la unidad de La Santa,
situada en su base. Tampoco es generalmente difícil
controlar la superposición de la unidad de La Santa
sobre la de Yéchar pues el cabalgamiento de los
sedimentos detríticos de la base de Santa suele dar
un buen contraste con los carbonatos de Yéchar.
Además, los sedimentos detríticos de la unidad de
Yéchar tienen ya unos tonos más pardos y un cierto
desarrollo de esquistosidad. El contraste se acentúa
con la unidad de Jaboneros y aún más con la unidad
alpujárride de los Molinos, por lo que las superposiciones
generalmente se distinguen bien. Tan sólo en
algunos sectores cartográficamente complicados
puede haber algunas dudas en la distinción de las
unidades de La Santa y Yéchar.
Las unidades intermedias se laminan localmente
(figs. lB y 2), lo que hace que en algunos puntos la
unidad de Morrón de Totana se superponga directamente
sobre la de Yéchar (esto ocurre unos 4 km al
N de Aledo, donde se observa una pequeña ventana
tectónica de la unidad de Yéchar) habiendo desaparecido
totalmente la de La Santa. Por otra parte, la
unidad de La Santa y la de Yéchar se superponen,
una u otra según los puntos, directamente a la unidad
alpujárride y la de Jaboneros tan sólo aflora en
ventana tectónica en dos sectores bastante complicados
tectónicamente, donde, sin duda, está fuertemente
pinzada.
Esta superposición de las unidades ha sido posteriormente
afectada por fallas y pliegues. Existen
algunas fallas inversas que en conjunto tienen una

disposición arqueada, convexa hacia el S y E Yson
vergentes en la misma dirección. Son casi E-O a
ENE-OSO en la parte occidental y pasan a ser
NNE-SSO en la parte oriental (figs. lB y 3). Esto es
más patente aún con los pliegues, aquí descritos por
primera vez, que afectan a las unidades en el borde
sur de Sierra Espuña. Estos pliegues, poco apretados
hacia el 0, lo son cada vez más hacia el E Yya
en el borde sudoriental, donde tienen una dirección
prácticamente N-S, llegan a mostrar inversiones con
vergencia hacia el E (en algún punto la vergencia
localmente es hacia el 0, pero son mucho más
importantes las observadas hacia el E).
Existen además algunas fallas normales que afectan
a los contactos de las unidades, lo que ya fue
señalado por Mlikel (1981). Hay que destacar que el
borde suroriental de Sierra Espuña está afectado por
una importante falla de dirección NNE-SSO, sinistrorsa
y normal, que hunde su labio oriental (figs. lB
y 3), acompañada de un sinfín de pequeñas fallas
normales y de desgarre (Lonergan y Schreiber,
1993) Y que afecta a materiales del Mioceno superior.
El salto vertical de esta falla es de algo más de
500 m, a juzgar por la diferencia de cotas a la que se
encuentran sedimentos marinos tortonienses en el
interior del borde meridional de Sierra Espuña y en
su borde SE.

Estructuras menores
La zona estudiada no es abundante en afloramientos
que permitan determinar el sentido de desplazamiento
de las unidades y ello ha dado lugar a diferentes
hipótesis. Sin embargo, algunas pistas forestales
y el canal de transvase del Segura permiten
observar algunos cortes recientes; también hemos
encontrado algunos cortes naturales que permiten la
observación de estructuras menores. Hemos estudiado
con especial interés los contactos entre unidades,
con el fin de determinar su movimiento relativo. Los
resultados se expresan en la figura 3.

UNIDADES TECTONICAS y ESTRUCTURA DE SIERRA ESPUÑA
En la unidad inferior, la de los Molinos, existe un
buen afloramiento, situado casi en su extremo occidental.
Se observan allí pliegues menores y cizallas
formados en filitas y cuarcitas, próximas a la base
de los carbonatos que a pocos metros soportan a la
unidad de La Santa. Los pliegues tienen tendencia a
tener su flanco sur invertido, deforman a la esquistosidad
más patente y desarrollan una esquistosidad
de plano axial, bastante abierta, buzante unos 25°
hacia el norte (vergencia al sur). Las cizallas muestran
formas asimétricas claramente vergentes al sur.
Se han obtenido allí 14 medidas, todas muy homogéneas,
que dan una dirección de transporte tectónico
hacia la dirección N149°E.
En la unidad de Jaboneros se desarrollan estructuras
similares, en una situación geológica parecida.
Se han tomado medidas en tres sectores. En el
situado más al O se han hecho 21 medidas y se
obtiene una dirección de transporte tectónico hacia
la dirección N1400E. Poco más al E, con 24 medidas,
la dirección obtenida es hacia la dirección
N56°E. En el sector más oriental, con 8 medidas, la
dirección obtenida es N29°E. Estas direcciones
pensamos que están rotadas, tal como se discute
posteriormente.
En la unidad de Yéchar, cerca de su base, tan sólo
se han obtenido 5 medidas en su sector meridional.
Corresponden a cizallas casi horizontales que dan
un sentido de desplazamiento del techo hacia la
dirección N800E.
En la base de la unidad de La Santa se han obtenido
medidas en dos sectores. En el más meridional se
hicieron 5 medidas en estructuras de cizallas prácticamente
horizontales que dan una dirección de desplazamiento
del techo hacia la dirección N257°E. Es
el único sector donde se obtiene esta orientación,
pero las estructuras eran claras. Unos 2 km más al N
se obtuvieron 15 medidas en lutitas y cuarcitas y el
resultado es una dirección de desplazamiento del
techo hacia N85°E.
En el contacto entre las unidades de La Santa y
de Morrón de Totana se encontraron dos sectores
con estructuras bien desarrolladas. Corresponden a
cizallas prácticamente horizontales en las que
observan numerosos «peces» con estructuras sigmoides
con colas asimétricas que dan claras indicaciones
del sentido de desplazamiento. El tamaño de
estos peces oscila desde unos pocos centímetros a
la decena de metros y en no pocos casos aparecen
unos junto a otros. También hay pliegues subsidiarios
de las cizallas que presentan también vergencias
claramente observables. En el sector más occidental
las medidas se dividen en dos grupos. Hay
10 medidas que dan direcciones de desplazamiento
tectónico del bloque de techo hacia el E; el valor
medio es N88°E. Otras 9 medidas dan una dirección
de desplazamiento hacia el SSE; el valor
medio es N147°E. En el sector más oriental, con 18
medidas en similares estructuras, la dirección obtenida
es N91 °E.
En el tramo d de la unidad de Morrón de Totana,
los yesos forman localmente pliegues en los que no
se observa ninguna vergencia neta y sus ejes son
generalmente horizontales. Se han medido en tres
puntos. En el mejor, el más occidental, los pliegues
presentan una neta interferencia entre dos juegos
cuyos ejes son aproximadamente N800E y otros
NlOoE, sin que hayamos logrado saber cuál de estos
juegos es anterior. Se han hecho en total 32 medidas,
de las que 24 darían una dirección medida de
0"[ de N169°E (asumiendo que los ejes de los pliegues
se formaran perpendicularmente a o"[). Las
otras 8 medidas darían una dirección media de O" [
de N102°E. En el sector central 7 medidas darían
una dirección N1700E y otras 9 medidas una dirección
N76°E. En el sector más oriental con tan sólo 3
medidas se obtiene una dirección de 0"[ de N700E.
En el sector más suroriental de Sierra Espuña,
donde existe la gran falla sinistrorsa y normal antes
citada, se han hecho numerosas medidas de fallas
normales y de desgarre. En algunos casos una
misma superficie de falla muestra rasgos de ambos
tipos a la vez. Se han utilizado sólo aquellas fallas
en las que el sentido de desplazamiento es claro,
pero hay que hacer notar que en algún caso una
misma superficie de falla muestra, además de
movimientos normales y de desgarre, sentidos
opuestos, sinistrorsos y dextrorsos, claramente
separables. En ese caso se han tomado como fallas
diferentes. En total se han obtenido 70 medidas de
fallas normales, que marcan una dirección de extensión
(0"3) de N114°E y 24 fallas de desgarre a partir
de las que se obtiene una dirección de compresión
horizontal máxima de NI6°E. Estos ejes son casi
ortogonales (98°) por lo que el resultado obtenido
parece fiable y hay que pensar que estas fallas de
desgarre y normales formadas a partir del Tortoniense
son singenéticas.

Discusión y edades de las deformaciones
El aspecto sin duda más discutible es la dirección
de emplazamiento de las unidades. Como ya se indicó,
Paquet (1969) y Makel (1981 y 1985) se inclinan
por un emplazamiento hacia el S, sensu lato, mientras
que Lonergan (1991 y 1993) Y Martín-Martín
(1996) señalan que el emplazamiento se produjo de
S a N o quizás de SSE a NNO, generando un «antiformal
stack» (Boyer y Elliot, 1982) cuyo flanco S
fue afectado por las fallas normales y de desgarre,
haciendo aflorar las unidades inferiores.

Los datos obtenidos a partir de estructuras menores
señalan claramente dos direcciones de emplazamiento
tectónico: hacia el SSE y hacia el E. Estas
medidas son muy homogéneas, con la sola excepción
del sector antes señalado de la base de la unidad
de La Santa, que da un desplazamiento hacia el
O, lo que quizás se deba a una rotación local de un
bloque pequeño, dado que el afloramiento se
encuentra prácticamente en el borde de Sierra Espuña

Estas direcciones hacia el SSE y hacia el E aparentemente
no se cumplen en la unidad de Jaboneros,
pero si se tiene en cuenta la rotación antihoraria
que estimamos que han sufrido en esos sectores los
pliegues mayores (52° en el sector más oriental, 20°
en el central y 18° en el más occidental), los valores
de 29, 56 y 140° pasan respectivamente a ser de 81,
76 y 158°. (Estos valores de rotación se han estimado
midiendo la desviación que existe en la dirección
de los ejes de los pliegues mayores, con respecto
a la N800E que tienen esos pliegues en puntos
alejados de la falla sinistrorsa y normal.)
Las direcciones de (JI obtenidas en los micropliegues
en yesos son plenamente congruentes con
las direcciones de transporte tectónico hacia el SSE
y el E, con lo que podría pensarse que su formación
es coetánea. De estas direcciones no hemos
podido discernir cuál es anterior. Quizás lo sea la
que se dirige hacia el SSE, si se juzga por la gran
falla inversa que hay dentro de la unidad de
Morrón de Totana, cuya terminación occidental
pasa de una dirección aproximada N800E a otra
casi E-O y puede interpretarse como una superposición
de su movimiento hacia el E. Pero el argumento
no es concluyente y no permite establecer
nada seguro.
Tampoco sabemos si las estructuras menores
descritas se formaron durante el empilamiento original
de las unidades o si corresponden a etapas
posteriores superpuestas, etapas que, sin duda, se
han producido. Una mayor aproximación al tema
debe de hacerse teniendo en cuenta toda Sierra
Espuña y su entorno, así como los datos de las
posibles rotaciones del conjunto de la sierra y la
disposición de las facies observables en las unidades
superiores.
La edad del cabalgamiento de las unidades no
puede obtenerse con precisión en el sector estudiado,
aunque en su parte occidental el Oligoceno
inferior se encuentra cabalgado por una falla
inversa dentro de la unidad de Morrón de Totana.
Regionalmente sabemos que, dado que formaciones
del Aquitaniense terminal-Burdigaliense inferior
(tipo Viñuela) son discordantes a la vez sobre
el complejo Maláguide y sobre el Alpujárride, la
superposición de las unidades se logró, en general,
algo antes, aproximadamente en el Oligoceno
superior-Aquitaniense. Pero, por otra parte, en el
contacto entre las Zonas Interna y Externa de la
Cordillera Bética, las unidades han podido verse
afectadas por nuevos desplazamientos, sobre todo
durante el Burdigaliense y Sierra Espuña forma
parte de dicho contacto.
La forma de arco que describen, sobre todo, los
pliegues, en su parte oriental, se ha debido de
adquirir posteriormente y por efecto de la falla de
desgarre sinistrorsa y normal del borde SE de Sierra
Espuña. En este borde, las fallas y pliegues anteriores
fueron rotados hasta una dirección casi N-S

El levantamiento principal de Sierra Espuña, se
produjo en gran medida a partir del Tortoniense,
aunque parte de Sierra Espuña ya podía estar emergida
durante el Serravaliense, lo que ya apunta
Martín-Martín (1996) en sus modelos paleogeográficos
para el Mioceno Medio. El levantamiento de
la región ha sido al menos de 825 m, que es la
máxima cota a la que se observan sedimentos marinos
tortonienses en esta falda sur de Sierra Espuña.

Significado paleogeográfico de las unidades
intermedias

Las unidades de La Santa, Yéchar y Jaboneros
tienen, tal como se ha señalado desde el principio,
características intermedias entre el Maláguide y el
Alpujárride. Unidades similares existen en otros
sectores de la Zona Interna Bético-Rifeña: en las
proximidades de Ceuta las unidades de Federico
(Durand-Delga y Kornprobst, 1963; Didon et al.,
1973), en el área de Casares (Didon et al., 1973;
Sanz de Galdeano, 1997; Sanz de Galdeano et al.,
1999), al NE de Granada (Sanz de Galdeano et al.,
1995), en Cartagena (García-Tortosa et al.,
2000), etc. Se trata, a diferencia de lo que opinan
Miikel y Rondeel (1979) y Miikel (1981) de un
conjunto de unid.ades que formaron el tránsito
paleogeográfico entre ambos complejos, lo que significa
que el límite entre estos complejos no fue
abrupto sino gradual, correspondiendo a una
amplia banda. Las unidades maláguides muestran
en general características más proximales: se trata
de dominios de transición marino continental con
una gran influencia detrítica. Por su parte, el Alpujárride
muestra una tendencia a representar los
dominios marinos someros, algo más alejados de
costa y con menor influencia detrítica. Es en estas
unidades de transición donde observamos que las
unidades más superiores son más proximales y afines
al Maláguide, mientras que las más inferiores
son más distales y de afinidad Alpujárride. Natural
mente, esto se deduce de los materiales triásicos,
pues estas unidades intermedias, salvo restos de
basamento paleozoico presentes en otros sectores,
no presentan casi nunca materiales de otras edades.
En esa edad, el Trías, se inició un importante proceso
de rifting que sin duda afectó al área donde se
formaron las unidades intermedias y a los complejos
Alpujárride y Maláguide, por lo que, aún siendo
transicional el paso de uno a otro complejo, sin
duda hubo fallas importantes que facilitaron este
tránsito. Pero estas fallas también afectaron a los
citados complejos y a otros dominios más alejados.

Conclusiones
El borde S y SE de Sierra Espuña está formado
por cinco unidades tectónicas, la superior del Maláguide,
debajo tres de carácter intermedio entre el
Maláguide y el Alpujárride y en posición inferior,
una unidad alpujárride. Las escamas que se distinguían
anteriormente en la unidad maláguide no
existen: son repeticiones estratigráficas de niveles
de carbonatos y de niveles detríticos y, por tanto, no
son repeticiones tectónicas.
Este empilamiento de unidades, en el cual las
estructuras menores señalan dos claras direcciones
de desplazamiento tectónico de las unidades, hacia
el SSE y hacia el E, ha sido afectado por pliegues y
algunas fallas inversas y con vergencias S, SE y E,
dando un arco convexo hacia el S. La forma del arco
puede interpretarse como debida al arrastre producido
por la falla de desgarre sinistrorsa del borde SE
de Sierra Espuña. Esta sierra ha sufrido un notable
levantamiento, de 825 m al menos en algunos puntos,
desde el Mioceno superior a la actualidad.
La existencia de las unidades intermedias entre
el complejo Maláguide y el Alpujárride, indica que
el paso entre ambos complejos no fue brusco sino
progresivo, constituyendo una amplia zona de transición
entre ambos.

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